Hoy sede de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, así como de la Sala de exposiciones Alcalá 31, este edificio es quizás el mejor ejemplo de la influencia que en Antonio Palacios ejerció la Escuela de Chicago. Una inmensa nave cubierta con una bóveda de cristal organiza el edificio y cruza la manzana para conectar con la calle trasera. Un arco de triunfo, que casi se sale de la fachada, refleja la estructura interna del edificio. Del espectacular zócalo nace el orden gigante que unifica la composición. Arriba, un nuevo templo, como en el caso del Banco Español del Río de la Plata, rinde homenaje a la ciudad aérea.

En su memoria del proyecto apunta Palacios: “Es práctica universalmente establecida la adopción de formas severamente clásicas, de formas puras y sencillas, pero de proporciones grandiosas, para la composición arquitectural de los edificios bancarios (…). Igual propósito nos ha guiado en el caso presente, con la dificultad de las no muy amplias dimensiones disponibles. Para conciliar ambas circunstancias, dimos ala fachada principal la ordenación de los romanos arcos de triunfo, con lo cual, sin perder aquella ordenación clásica, monumental, se dispone sin embargo de amplísima luz, tan necesaria a todo edificio moderno. La decoración de las partes descubiertas de los muros laterales, siguiendo la ordenación arquitectónica general y empelando los mismos lujosos materiales de granito pulimentado de la fachada de la calle Alcalá, contribuirán grandemente a que la masa del edificio se destaque de una manera suntuosa, a pesar de su encajonamiento entre medianerías…”.

Fuente: Antonio Palacios. Constructor de Madrid. VVAA, Círculo de Bellas Artes, Madrid, 2001.